Auroras Boreales
La misteriosa danza del cielo
Groenlandia bajo la aurora boreal
Finlandia bajo la aurora boreal
Noruega bajo la aurora boreal
Otoño bajo la aurora boreal
auroras boreales ¿Que son?
Una aurora boreal (del latín “borealis”, norte) o austral (de “australis”, sur), es un fenómeno natural que ocurre muy a menudo cerca de las regiones polares de la Tierra y que consiste en estructuras con forma de nubes, cortinas o rayos de luz, verdes, amarillas, rojas y azules de formas muy diversas que parece que danzan en el cielo nocturno.
Las auroras aparecen en dos óvalos centrados encima de los polos magnéticos de la Tierra, que no coinciden con los polos geográficos: la posición actual aproximada del Polo Norte magnético es 82.7º N 114.4º O.
Las auroras ocurren cuando partículas cargadas (protones y electrones) procedentes del Sol, son guiadas por el campo magnético de la Tierra e inciden en la atmósfera cerca de los polos. Cuando esas partículas chocan con los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno, que constituyen los componentes más abundantes del aire, parte de la energía de la colisión “excita” esos átomos a niveles de energía tales que cuando se desexcitan devuelven esa energía en forma de luz visible.
¿CUÁL ES LA CAUSA DE LAS AURORAS?
El Sol, situado a 150 millones de kilómetros de la Tierra, está emitiendo continuamente partículas cargadas: protones, con carga positiva, y electrones, con carga negativa. Ese flujo de partículas constituye lo que los astrofísicos llamamos el “viento solar”.
El Sol, aparentemente “aburrido” cuando se le ve en fotografías tomadas en luz blanca, es muy diferente cuando se analiza en otros rangos de longitudes de onda). La superficie del Sol, llamada fotosfera, se encuentra a unos 6000 grados centígrados de temperatura, sin embargo, cuando se asciende en la atmósfera del Sol hacia capas superiores la temperatura aumenta en vez de disminuir, tal y como la intuición nos sugeriría. La temperatura de la corona solar, la zona más externa que se puede apreciar a simple vista sólo durante los eclipses totales de Sol, alcanza temperaturas de hasta 3 millones de grados. El causante de ese calentamiento es el campo magnético del Sol, que forma estructuras espectaculares como se ve en las imágenes en rayos X. Al ser la presión en la superficie del Sol mayor que en el espacio vacío, las partículas cargadas que se encuentran en la atmósfera del Sol tienden a escapar y son aceleradas y canalizadas por el campo magnético del Sol, alcanzando la órbita de la Tierra y más allá. Existen fenómenos muy energéticos, como las fulguraciones o las eyecciones de masa coronal que incrementan la intensidad del viento solar.
Las partículas del viento solar viajan a velocidades desde 300 a 1000 kilómetros por segundo, de modo que recorren la distancia Sol-Tierra en aproximadamente dos días. En las proximidades de la Tierra, el viento solar es deflectado por el campo magnético de la Tierra o magnetosfera. Las partículas fluyen en la magnetosfera de la misma forma que lo hace un río alrededor de una piedra o de un pilar de un puente. El viento solar también empuja a la magnetosfera y la deforma de modo que en lugar de un haz uniforme de líneas de campo magnético como las que mostraría un imán imaginario colocado en dirección norte-sur en el interior de la Tierra, lo que se tiene es una estructura alargada con forma de cometa con una larga cola en la dirección opuesta al Sol.
Las partículas cargadas tienen la propiedad de quedar atrapadas y viajar a lo largo de las lineas de campo magnético, de modo que seguirán la trayectoria que le marquen éstas, de la misma forma que las cuentas de un collar quedan enhebradas en el hilo.
Las partículas atrapadas en la magnetosfera colisionan con los átomos y moléculas de la atmósfera de la Tierra, típicamente oxígeno (O), nitrógeno (N) atómicos y nitrógeno molecular (N2) que se encuentran en su nivel más bajo de energía, denominado nivel fundamental. El aporte de energía proporcionado por las partículas perturba a esos átomos y moléculas, llevándolos a estados excitados de energía. Al cabo de un tiempo muy pequeño, del orden de las millonésimas de segundo o incluso menor, los átomos y moléculas vuelven al nivel fundamental, y devuelven la energía en forma de luz. Esa luz es la que vemos desde el suelo y denominamos “aurora”.
¿QUÉ FORMAS Y COLORES TIENEN LAS AURORAS?
Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo. Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte, generalmente en dirección este-oeste.
Cerca de la medianoche el arco puede comenzar a incrementar su brillo. Comienzan a formarse ondas o rizos a lo largo del arco y también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados. De repente la totalidad del cielo puede llenarse de bandas y rayos de luz que se mueven rápidamente de horizonte a horizonte. La actividad puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes hasta que llega la mañana. Aunque lo descrito es una noche típica de auroras, nos podemos encontrar múltiples variaciones sobre el mismo tema.
¿Por qué a veces las auroras son verdes y otras azules o rojizas?
Los colores que vemos en las auroras dependen de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar excitan y del nivel de energía que esos átomos o moléculas alcanzan.
El oxígeno es responsable de los dos colores primarios de las auroras, el verde/amarillo de una transición de energía a 557.7 nm (1 nm es la milmillonésima parte de 1 metro), mientras que el color más rojo lo produce una transición menos frecuente a 630.0 nm. Para hacernos una idea, nuestro ojo puede apreciar colores desde el violeta, que en el espectro tendría una longitud de onda de unos 390.0 nm hasta el rojo, a unos 750.0 nm. Más adelante en este documento hay un pequeño apartado para aquellos que queráis saber un poco más acerca de estos procesos.
El nitrógeno, al que una colisión le puede arrancar alguno de sus electrones más externos, produce luz azulada, mientras que las moléculas de nitrógeno son muy a menudo responsables de la coloración rojo/púrpura de los bordes más bajos de las auroras y de las partes más externas curvadas.
El proceso es similar al que ocurre en los tubos de neón de los anuncios o en los tubos de televisión. En un tubo de neón, el gas se excita por corrientes eléctricas y al desexcitarse envía la típica luz rosa que todos conocemos. En una pantalla de televisión un haz de electrones controlado por campos eléctricos y magnéticos incide sobre la misma, haciéndola brillar en diferentes colores dependiendo del revestimiento químico de los productos fosforescentes contenidos en el interior de la pantalla.
¿CUÁNDO ES POSIBLE OBSERVAR ESTE FENÓMENO?
Puesto que las partículas del viento solar llegan continuamente a la Tierra siempre existen auroras tanto durante el día como por la noche, aunque obviamente durante el día la luz del Sol es muchísimo más intensa y no las podemos ver.
Los siguientes factores favorecen las posibilidades de observar una aurora:
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Hora del día: puesto que la intensidad del brillo de una aurora es muy baja, sólo puede observarse por la noche. De hecho las auroras más activas y brillantes ocurren normalmente en torno a medianoche, de modo que las mejores horas para observarlas están entre las 23:00 y las 2:00.
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Estación: A las latitudes donde las auroras son más comunes en verano hay luz del Sol prácticamente durante todo el día… ¡es por tanto imposible tener a la vez un tiempo templado y ver una buena aurora! El otoño y la primavera son períodos muy adecuados, debido a la cantidad de horas nocturnas disponibles y a las temperaturas, que no son demasiado bajas. En la mayoría de las regiones polares el tiempo tiende a ser bueno y claro en la mitad del invierno, de modo que también se pueden realizar observaciones durante esta época del año.
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El ciclo de actividad solar: cada 11 años el Sol tiene un máximo de actividad magnética que se aprecia en imágenes tomadas en luz visible en un máximo en el número de manchas, y en imágenes en rayos X en una actividad máxima de la corona. Como regla general cuanto mayor es la actividad solar más frecuentes son las auroras y es posible que el rango de latitudes a las que se observan se extienda algo más hacia el sur en el hemisferio septentrional (y lo contario en el caso de nuestros vecinos meridionales). Hay que decir sin embargo que se observan auroras brillantes e intensas en cualquier momento del ciclo solar.
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La rotación del Sol: si sabemos que hoy ha ocurrido una aurora espectacular es muy probable que dentro de unos 27 días tengamos la suerte también de ver otra. Ello es debido a que si en el Sol está presente hoy una región activa, que proporciona en un día dado un mayor flujo de partículas sobre la Tierra, al ser el periodo de rotación del Sol sobre su eje de unos 27 días, es muy posible que al cabo de ese periodo de tiempo, aunque quizás debilitada, todavía queden rastros de esa región activa y nos pueda proporcionar de nuevo una buena aurora. El Sol rota en el sentido contrario a las agujas del reloj y el eje de rotación es aproximadamente vertical en las imágenes. Durante nuestro viaje es posible que esas regiones sean de nuevo visibles, y muy probablemente serán las responsables de las auroras que observemos.
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Fase de la Luna: se ha de evitar en la medida de lo posible observar auroras en noches de Luna llena o cerca de esta fase y también si la Luna se encuentra muy alta sobre el horizonte.
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Localización: cuanto más al Norte (en ese hemisferio) mayor será la probabilidad. En España, con latitud +40, es un fenómeno muy raro. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las posiciones próximas a los polos magnéticos Norte y Sur no son adecuadas. Groenlandia, el Norte de Canadá, Finlandia y Alaska son sitios privilegiados en el Norte. En el Sur, la Antártida es perfecta. Al sur de Australia y Nueva Zelanda también se alcanza a ver el fenómeno con cierta frecuencia. El extremo del continente americano también permite ver auroras de manera regular.
¿Dónde ver una aurora polar?
En el Hemisferio Austral es muy complicado, salvo que se visite la Antártida y las islas circundantes. Con un poco de suerte, es posible desde el sur de Australia, especialmente desde Tasmania, o desde el sur de Nueva Zelanda.
En lo que respecta al Hemisferio Boreal, los mejores sitios son Canadá, Alaska (EEUU), Finlandia y Groenlandia (Dinamarca). La combinación de accesibilidad y meteorología hace que el sur de Groenlandia sea especialmente propicio en el mes de agosto/septiembre, que suele presentar un gran número de noches despejadas. Hay que tener en cuenta que durante la mayor parte de verano es Sol casi no se pone, y hay claridad en el cielo. Es posible ver auroras en el norte de los países escandinavos, especialmente en la parte más septentrional de Noruega y Suecia. Pero las condiciones meteorológicas no son tan adecuadas. Finlandia mantiene la mayor proporción de noches despejadas pudiendo observarse la aurora boreal unas 200 noches al año.
En cualquier caso, las auroras son fenómenos transitorios, de complicada predicción, especialmente con más de unos pocos días. Nunca se puede garantizar que el Sol esté activo ni que el cielo esté despejado.
¡Buena suerte!
LAS AURORAS POLARES NO SOLO SE ENCUENTRAN EN LA TIERRA.
El fenómeno de las auroras se puede encontrar también en los planetas gaseosos gigantes del Sistema Solar. Aunque los mecanismos de formación son distintos, el fundamento físico es muy similar. Se necesita un campo magnético, que en el caso de Saturno y Júpiter es muy intenso, partículas cargadas, que las proporciona el viento solar y una atmósfera contra la cual esas partículas cargadas de alta energía puedan colisionar. En el caso de Júpiter las auroras se producen por la interacción de los campos magnéticos del planeta y de Io, uno de los satélites que descubrió Galileo en el siglo XVII, en unas de las primeras observaciones astronómicas realizadas con un telescopio. Las intensidad de las corrientes eléctricas que se generan en esas estructuras es de miles de amperios.
La sonda Mars Express ha observado también auroras en el planeta Marte. En este caso el fenómeno tampoco está producido por un intenso campo magnético análogo al terrestre (Marte carece de él), si no por campos magnéticos locales asociados a la corteza marciana.
APRENDE A HACER FOTOS DE LA AURORA BOREAL
Fotografiar la aurora boreal no es difícil si se tienen unos conocimientos básicos de fotografía. Te explicamos unos conceptos básicos para que consigas la mejor fotografía.
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Aléjate de la contaminación lumínica
No conseguirás buenas fotos si no te alejas lo suficiente de las luces urbanas. Busca un buen lugar alejado de las luces. No utilices el flash cuando vayas a hacer las fotos.
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Revisa la previsión del tiempo y de auroras
Que el cielo esté despejado es un requisito importante para hacer las mejores fotos de la aurora boreal. Y tener una idea de cuándo las mágicas luces saldrán a recorrer el cielo es también fundamental. Así que acuérdate de revisar la previsión del tiempo y el pronóstico de auroras. Seguro que tu plan no pasa por salir a cazar auroras, sentarte frente a una hoguera con una taza de café caliente, y que justo entonces empiece a llover.
CÓMO HACER FOTOS DE LAS AURORAS CON TELÉFONOS IPHONE O ANDROID
1. No uses el flash.
2. Usa enfoque manual.
3. Descarga aplicaciones específicas que ofrecen opciones para cambiar los ajustes de la cámara, como la velocidad de obturación. Entre las apps más populares se encuentran Long Exposure 2, NightCap Camera y Northern Lights Photo Taker. Localiza una que sea compatible con tu teléfono y pruébala antes de salir, para saber cuál te gusta más.
4. Para mayor estabilidad, utiliza un trípode y un temporizador para retrasar el disparo. Así reducirás la vibración de la cámara. Si sueles tener activada la vibración de tu móvil, acuérdate de desactivarla para que alguna notificación no arruine tu foto.
5. Trae contigo un power bank. Los climas fríos hacen que las baterías duren menos. También es buena idea cerrar el resto de aplicaciones para ahorrar energía.
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Estás en el Ártico, así que abrígate bien
Los inviernos son muy fríos en el Ártico. Las manos temblorosas y los dedos congelados no ayudan a hacer buenas fotos, así que protégete del frío con varias capas de ropa. No importa si acabas pareciendo el muñeco de Michelin: esta vez el protagonista de la foto no serás tú, sino la aurora.
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Mantén la cámara firme
Puede que te parezcan artísticas las imágenes que salen borrosas, pero probablemente esto no es lo que quieres conseguir. Usa un trípode para evitar que tus fotos salgan como si las hubieras hecho después de beber unas cuantas cervezas. Si no tienes un trípode, busca una gran roca o usa el capó de un coche para mantener la cámara lo más estable como sea posible. Un disparador remoto o un disparador de cable también pueden ser útiles.
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Utiliza los ajustes manuales de la cámara
En la mayoría de los casos, los ajustes automáticos hacen la vida más fácil. Sin embargo, no son de mucha ayuda en condiciones de poca luz. Es posible que las auroras no lleguen a verse en tu foto.
La configuración correcta de la cámara para fotografiar las auroras boreales depende del modelo y de las condiciones exactas en las que te encuentres. Pero los ajustes manuales suelen dar mejores resultados. Te permiten ajustar el enfoque, la velocidad de obturación, la ISO y la apertura. Familiarízate con los ajustes de tu cámara antes de tu viaje para aumentar tus posibilidades de conseguir la imagen perfecta de la aurora.
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Si solo cuentas con tu móvil, encuentra la app adecuada
Sí, también es posible hacer fotos de la aurora boreal con tu smartphone. Seguramente los resultados no sean los mismos, pero puedes sacar fotos decentes si descargas una app que te permita cambiar la velocidad de obturación de tu cámara. O puede que tu teléfono sea ya lo suficientemente moderno como para hacer buenas imágenes sin luz, o por la noche.
Para fotografiar las auroras boreales con tu teléfono móvil, las condiciones ideales son una luna muy brillante y una aurora con colores tan vivos que te deje boquiabierto.
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Capta la aurora, pero también algo más
La gente suele apuntar su cámara hacia el cielo y esto es comprensible, ya que las auroras son un fenómeno precioso. Pero necesitas algo más para que tus fotos luzcan lo mejor posible.
Y ese algo son los espectaculares paisajes del Ártico. Así que intenta componer tu foto de manera que alguna montaña se vea al fondo, una playa o una hoguera ocupen el primer plano y, por supuesto, deja espacio para la aurora en la parte superior. Por eso, el mejor objetivo para fotografiar la aurora boreal es un gran angular.
AJUSTES MANUALES PARA FOTOGRAFIAR CON TU CÁMARA LAS AURORAS BOREALES
Velocidad de obturación
Cantidad de tiempo que el obturador de la cámara permanece abierto y añadiendo luz a la imagen. Una velocidad de obturación más larga equivale a más luz, que es precisamente lo que necesitamos.
Utiliza un trípode y un cable de autodisparador o control remoto para obtener la máxima estabilidad.
Apertura
Piensa en la apertura como en la pupila de tu cámara. Ajusta la apertura para cambiar la cantidad de luz que pasa a través del objetivo.
Para la aurora boreal, utiliza un objetivo con la máxima apertura posible (por ejemplo f/1.4, aunque un f/4 te puede valer). Si tu objetivo no es de apertura fija, selecciona el valor más bajo (f/1.4 o f/1.8, por ejemplo).
ISO
Una ISO más alta añade más luz a tu foto. Entre 800 y 3200 es una ISO perfecta, dependiendo de si hay otras fuentes de luz, como la luna.
Enfoque
Usa el enfoque manual para obtener el mejor resultado. Busca una estrella brillante y ajusta el enfoque para que la estrella sea lo más pequeña posible.
Un buen punto de partida para fotografiar la aurora boreal es: apertura f/2,8, ISO 1600 (mayor si está muy oscuro) y velocidad de obturación de 15 segundos. Ten en cuenta que si la aurora está muy activa (es decir, se mueve rápidamente), necesitas acortar la velocidad de obturación.
El mejor momento y lugar para captar la aurora
La naturaleza pone las luces y tú tienes la cámara, así que ¡manos a la obra! El mejor lugar para presenciar la magia de las auroras boreales es la zona al norte del Círculo Polar Ártico. Y las mejores épocas son desde bien entrado el otoño hasta comienzos de la primavera (más o menos de septiembre a finales de marzo).
Inmortaliza la luz de la noche polar
En la parte más al norte de Laponia, los meses de invierno se caracterizan por la noche polar. El contraste entre el día y la noche se difumina a medida que pasan las semanas sin que el sol llegue a alzarse por completo sobre el horizonte. Esto es perfecto si sales a cazar auroras, ya que la luz del sol no oscurecerá la aurora boreal.
Pero la noche polar no significa quedarse sin ver la luz del día. Bueno, a menos que visites las islas Svalbard, donde la oscuridad reina durante varias semanas a mediados de invierno. En la parte norte de la Laponia, lo que encontrarás es más bien una luz diferente. En días despejados puedes admirar hermosos colores rojizos y anaranjados en el sur, y un color azul profundo en el norte.
Durante la llamada hora azul, justo antes del anochecer, el paisaje se cubre con lo que parece ser un fino velo azul. Esta luz puede durar más de una hora y crear una sensación extraña. Está oscuro, pero no del todo. Hace frío, pero las cálidas luces de las casas hacen que la sensación sea cálida y acogedora. Sin duda, algo que vale la pena inmortalizar con tu cámara.
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